hasta el proximo 13 de junlio permanecera abierta la muestra titulada goya en tiempos de guerra, comisariada por manuela mena, jefa de la conservacion de pintura del siglo XVIII y goya del museo del prado, y patrocinada por la sociedad estatal de conmemoraciones culturales (secc) y la comunidad de madrid.
aunque abordar la figura de goya no necesita ninguna escusa, hay para la ocasion dos: de puertas para fuera, que estamos celebrando el bicentenario de 1808, que marca el comienzo de la guerra de la independencia, y de puertas para adentro, que el museo del prado ha concluido la labor de limpieza de las dos grandes obras de goya mas emblematicas al respecto, como son la carga de los mamelucos y los fusilamientos del tres de mayo. en cualquier caso la exposicion consta de 200 obras, 90 de las cuales son pinturas y el resto, dibujos, aguafuertes y litografias, una cantidad, sin duda, impresionante. sobre todo si se tiene en cuenta, que hay 65 cuadros que proceden de colecciones de fuera del prado.
antes de comentar cualquier otra cosa, reparemos que el titulo de esta muestra es muy elocuente, pues nos advierte que su contenido se refiere no tanto a lo que ocurrio en españa, sino a como fue vivenciado por goya. en este sentido el horizonte cronologico abarcado por la comisaria se ciñe al tiempo entre 1795, cuando goya «resucito» de la terrible enfermedad que lo puso a las puertas de muerte y a resultas de la cual se quedo completamente sordo con 47 años, y 1819, su segunda «resurreccion», pues tambien entonces logro sobrevivir a otro duro embate fisico. se trata, asi, pues, de dos gravisimas crisis intimas, que marcaron los adentros, del artista quizas con mayor virulencia que la agitacion politico-belica que sacudio ha españa y a toda europa. nacido en la pequeña ciudad zaragozana de fuendetodos en 1746 y muerto con 82 años , en la ciudad de burdeos en 1828, durante la alargada existencia del pintor aragones, que llego a conocer media docena de reyes en españa, felipe V, fernando VI, carlos IV, carlos III, jose I y fernando VII, hubo no poca agitacion. la mayor fue la revolucion de 1789, que acaecio cuando goya contaba con 43 años, y cuyas peligrosas consecuencias se cernieron en nuestro pais casi coincidiendo con el antes mentado quebrantamiento brutal de su salud, iniciando a partir de entonces un jiro radical en su trayectoria. en este sentido, el levantamiento popular madrileño de 1808, con un goya de 62 años, pudo seguramente estimular su atormentada imaginacion, pero no afectar al encauzamiento revolucionario de su arte, que ya estaba mas que fraguado,. tiene, pues, razon a mi juicio manuela mena al salirse del corse conmemorativo de lo belico, por si el arte de goya nos invita a comprender la agitacion vivida en aquellos tiempos revolucionarios, estos, con su larga cola de episodios belicos, no son la causa mayor del esencial cambio artistico operado en el genial artista. de manera que, para analizar la transformacion de goya, sin ningun ruido exterior puede sobreponerse y, menos, apagar, su ruido interior, donde se cuece su innovadora deriba. ya hace casi tres lustros, se planteo la propia manuela mena este problema en la exposicion titulada goya. el capricho y la invencion, donde abordo este mismo asunto de la «resurreccion» artistica de goya maduro de la decada de 1790, aunque ahora intenta explorar mas hondamente esa intimidad acosada del atormentado genio, que «exploto» muy en paralelo a otro convulso sordo, beethoven, con el que guarda no pocas similitudes y coincidencias.
todo el parrafo anterior tiene la intencion no solo advertir acerca del verdadero contenido de la exposicion que comentamos, sino, sobre todo, ensalzar su intencion de hurtarse de la zarabanda de lo anecdotico, por muy trajico que fuera, porque las trajedias artisticas suelen llevar la procesion por dentro. dividida entre cuatro partes, que la comisaria ha denominado acertadamente «escenas», que no «escenarios», los titulos de las mismas tratan, sin embargo, de disimular el profundo calado de la empresa, porque, o bien se esconden en la cronologia y el protocolo forense, como las dos primeras; goya. primer pintor de camara (1795-1800) y goya ante el nuevo siglo (1800-1808); o bien se escudan en la obviedad conmemorativa, como las dos siguientes: goya en los años de la guerra de la independencia (1808-1814), y fatales consecuencias de la sangrienta guerra de españa (1814-1819), aunque este ultimo, hay que reconocerlo, tiene mas miga anbivalente. sea como sea, se entiende que la comisaria tambien proteja sus adentros con titulos didacticos.
donde se muestra muy a las claras es en la seleccion de obras y la urdimbre dramatica del recorrido de la muestra, en la que como antes he apuntado, no solo prolonga anteriores investigaciones, sino que profundiza en ellas con esa valentia que exige goya, cuyas crisis no fueron precisamente las de sus contemporaneos, ni, aun menos, las nuestras, lo que, en suma, aqui se indaga-mostrandolo- es la transformacion de un excelente artista en un inquietante y perturbador visionario; o sea: las revoluciones mentales de goya. por lo demas, como no podia ser menos, vuelven muchos de los pequeños grandes cuadros de goya, el capricho de la invencion, pero hay otras muchas novedades, algunas emocionantes, como el de ese maravilloso retrato de la marquesa de montehermoso (1810), que me gustaria definir como » una luz de amanecer amenazada» y, en fin, estan esos grandes cuadros belicos antes citados, de las sangrientas jornadas del 2 y el 3 de mayo de 1808, que goya no vio, pero si pinto, tras cuya respectiva restauracion, uno, el primero, queda por debajo de lo que creiamos, pues ahora se nos muestra muy sosamente aplanado, mientras que el otro, el segundo, no solo se mantiene -¿como podria rebajarse esa estremecedora obra maestra?-, sino que nos araña mas con la palmaria evidencia de esas pezuñas de gato que se gastaba el pintor. hay evidentemente muchas mas cosas en esta exposicion, que no es, ni mucho menos, una mas de las que incansablemente se dedican al maestro, porque explora secretos que a nadie deben dejar indiferente.
( de la revista antiqvaria )
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